Keith Urban, el reconocido cantante y guitarrista, está de vuelta. Después de tres años alejado de los escenarios, regresa con su gira mundial "High and Alive World Tour". Esta no es una simple gira; es el retorno triunfal de un artista que, según sus propias palabras, "vive para tocar en directo".
El tour, que inicia en Canadá, incluirá ocho conciertos con artistas invitados de renombre internacional como Chase Matthew, Alana Springsteen y Karley Scott Collins. Sin embargo, este esperado regreso conlleva un sacrificio personal. La gira significará un periodo de separación de su esposa, la aclamada actriz Nicole Kidman, y sus dos hijas adolescentes, Sunday y Faith.
Pero, ¿qué hay detrás de este regreso tan ansiado? Su nuevo sencillo, "Straight Line", no solo es un éxito rotundo, sino también la antesala de su nuevo álbum, High. Urban ha descrito la canción como "una declaración de liberación total", incluso comparándola con el clásico de los Eagles, "Hotel California", afirmando que "Puedes irte cuando quieras, pero nunca puedes irte". La meticulosa producción, que incluye detalles como el sonido de vasos tintineando y exclamaciones espontáneas como "¡Whoo!" y "¡Hey!", refleja su dedicación absoluta a su arte.
El anuncio de la gira no solo incluye conciertos, sino también una muy esperada residencia en Las Vegas con diez espectáculos hasta febrero de 2025. Urban ha comentado su reticencia inicial a este tipo de presentaciones, pero la estabilidad que ofrecen le permite equilibrar su vida profesional y personal, permitiéndole pasar más tiempo con su familia.
Este retorno a los escenarios, fruto de una pasión inquebrantable y una cuidadosa planificación, refleja la constante búsqueda de equilibrio entre la vida familiar y la carrera artística de una de las mayores figuras de la música country a nivel mundial. Una historia de amor, música y compromiso que continúa escribiendo su próximo capítulo.