Pero ¿qué sucede cuando ese éxito está irremediablemente ligado a un personaje que, en retrospectiva, se considera una aberración?
Robert Pattinson, el nombre que se asocia inmediatamente con Edward Cullen, el icónico vampiro de Crepúsculo, ha vuelto a hablar sobre su experiencia. No con la típica respuesta evasiva, sino con una honestidad brutal que sorprende, casi dos décadas después del fenómeno fan que lo catapultó a la fama mundial. Sus declaraciones recientes a GQ España y The New York Times han generado revuelo.
“Me encanta que la gente siga diciéndome: ‘Hombre, Crepúsculo arruinó el género de vampiros’”, comentó irónicamente a GQ. La pregunta clave, según Pattinson, es la persistencia de ese juicio. “¿Sigues atascado en esa mierda? ¿Cómo puedes estar triste por algo que pasó hace casi 20 años? Es una locura”, expresó con una mezcla de incredulidad y, quizás, cansancio.
Y las anécdotas, curiosas a más no poder, se suceden. Una desconocida le preguntó, según cuenta, por qué había dejado de actuar tras Crepúsculo, completamente ajena a sus papeles posteriores en películas como Tenet y The Batman. Su respuesta, tajante: “Soy Batman”.
Pero el giro inesperado llega al revisar declaraciones previas. En entrevistas con Empire Magazine (2008) y OK! Magazine, Pattinson dejó entrever su propia opinión sobre Edward Cullen. En Empire, bromeó sobre el estilo del libro: “Cuando lees el libro, es como, ‘Edward Cullen era tan hermoso que me derretí’. Cada línea es así”. Sin embargo, su interpretación fue radicalmente diferente:
- “Cuanto más leía el guion, más odiaba a este tipo, así que lo interpreté como un maníaco-depresivo que se detesta. Además, es un virgen de 108 años, así que obviamente tiene problemas”.
- Incluso llegó a calificarlo como alguien que "probablemente sería un asesino con hacha o algo así".
La saga Crepúsculo sigue ahí, inamovible en la memoria colectiva. Pero para su protagonista, es solo una parte, ya superada, de su trayectoria.