No por un nuevo chiste o una película, sino por su experiencia con Ozempic, un medicamento para la pérdida de peso que, según ella, la dejó postrada en cama.
Durante una aparición en "The Howard Stern Show", Schumer reveló detalles impactantes. "Tengo este gen, GDF 15, que me hace extremadamente propensa a las náuseas, razón por la cual estuve tan enferma durante mi embarazo", explicó. Este factor genético, según ella, amplificó los efectos secundarios de Ozempic.
Su experiencia con el medicamento fue, según sus propias palabras, terrible: "Intenté Ozempic hace casi 3 años, y estuve postrada en cama. Vomitaba y no tenía energía". A pesar de una pérdida de peso significativa ("bajé 30 libras muy rápido y me veía genial"), la actriz enfatizó que el precio fue demasiado alto.
La incapacidad de realizar actividades básicas con su hijo fue el factor determinante: "No podía levantar la cabeza de la almohada, así que ¿de qué sirve?", se cuestionó. Este relato contrasta con la imagen idealizada de pérdida de peso rápida y fácil que a menudo se promueve.
Schumer no se quedó solo en su experiencia personal. Criticó abiertamente la falta de transparencia de otras celebridades sobre el uso de estos medicamentos. "Todo el mundo miente. Todos dicen 'porciones más pequeñas'. ¡Cállense! Están usando Ozempic o algo similar, o se hicieron algún procedimiento. Simplemente dejen de mentir", declaró contundentemente.
Su llamado a la honestidad y la necesidad de una conversación abierta sobre los riesgos y beneficios, más allá de la imagen superficial, refleja una inquietud creciente entre quienes buscan alternativas para el control de peso. La experiencia de Amy Schumer sirve como una advertencia y un punto de inflexión en el debate sobre la cultura de la imagen corporal y la búsqueda incesante de la perfección física.