En 2012, una "Kayleigh Rose Amstutz", de apenas 14 años, subió al escenario de Springfield's Got Talent. Con determinación inquebrantable, declaró: "Quiero ganar un Grammy. Y haré lo que sea necesario para conseguirlo". El tiempo avanzó rápido hasta el domingo, y Roan, ahora de 26 años, cumplió su profecía. No solo cautivó a la audiencia con una vibrante interpretación de su éxito "Pink Pony Club", sino que también se convirtió en la orgullosa ganadora de su primer Grammy.
Pero más allá de su talento, Roan aprovechó su momento en el podio para abogar por un cambio muy necesario. Exigió atención médica asequible y salarios dignos para los artistas, especialmente los emergentes. Compartiendo una experiencia personal desgarradora, Roan reveló las consecuencias de ser abandonada por una importante discográfica.
Enfatizó que la falta de apoyo había puesto en riesgo su salud y su sustento. Su discurso resonó más allá de la industria musical, ya que también expresó su apoyo a los derechos de las personas transgénero, quienes enfrentan constantes ataques de la administración Trump."Las personas trans siempre han existido y siempre existirán", declaró con convicción. "Nunca, pase lo que pase, podrán arrebatarles su alegría".