Skubal y Williams chocan en playoffs tras dramático incidente en Cleveland

Mientras Cleveland y Detroit se alistan para otra batalla, hay un nombre que resuena con fuerza: Tarik Skubal.
Hace exactamente siete días, el zurdo de los Tigres vivió uno de los momentos más difíciles de su carrera. Una recta de 99 mph se le escapó de las manos y golpeó directamente el rostro de David Fry, el bateador designado de los Guardianes. "Fue un instante que nadie quiere repetir", comentó un scout presente en el juego. Fry sufrió fracturas en la nariz y el hueso facial, requiriendo hospitalización. Skubal, visiblemente afectado, corrió a visitarlo horas después. "Entre peloteros hay respeto, esto fue un accidente", declaró el manager AJ Hinch.
Lo que sigue ahora es un duelo cargado de simbolismo. Skubal, actual Cy Young de la Liga Americana, regresa al mismo montículo donde ocurrió el incidente. Sus números esta temporada son brutales:
Del otro lado, los Guardianes confían en su as bajo la manga: Gavin Williams. El derecho viene de una segunda mitad de temporada espectacular (7-1, 2.18 ERA) y domina a Detroit con 1.06 de efectividad en tres encuentros este año. "Empezar un juego de playoffs... es un sueño", confesó Williams, quien logró resurgir tras dos temporadas irregulares.
La rivalidad acumula capas este año. Cleveland completó la mayor remontada en la historia de la División Central, pasando de estar 15.5 juegos atrás en julio a ganar el título por un juego. Detroit, por su parte, demostró que puede ganar en territorio hostil (4-2 en el Progressive Field).
Desde aquel 6 de julio cuando los Tigres barrieron a los Guardianes, el equipo de Ohio escribió una epopeya. Terminaron 48-26, superando incluso a los legendarios Bravos de 1914 en cuanto a remontadas históricas. Ahora, con tres series entre ellos en las últimas tres semanas (Cleveland ganó 5 de 6), el duelo adquiere matices de película.
"Nos conocemos demasiado bien", resumió Stephen Vogt, manager de los Guardianes. Mientras tanto, en el vestuario de Detroit, Skubal ajusta su gorra. La sombra de aquel lanzamiento incómodo sigue ahí, pero el zurdo sabe que en playoffs solo importa una cosa: el siguiente strike.