Maya Hawke denuncia comentario sexista en rodaje
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Recientemente, la actriz Maya Hawke, a quien hemos visto brillar como Robin Buckley en Stranger Things, compartió una experiencia incómoda durante una entrevista en el podcast Happy Sad Confused. La conversación con Josh Horowitz giró alrededor de un comentario recibido por parte de un miembro del equipo de producción de una película, alguien que podría haber sido un director o un productor, según sus propias palabras.
“Un director —o creo que fue un productor, pero estaban confabulados— me dijo que me veía más bonita con la boca cerrada y que debería cerrarla después de hablar con más frecuencia”, reveló Hawke. Esta observación, lejos de ser una simple sugerencia técnica, impactó profundamente a la actriz.
La clave de la molestia de Hawke reside en el contexto: se trataba de una decisión interpretativa. “A menudo dejo mi boca abierta dependiendo del personaje que estoy interpretando, porque siento que la tensión en la mandíbula y en la boca es muy importante para expresar qué tipo de persona eres”, explicó. Para ella, la apertura o cierre de la boca formaba parte integral de la construcción del personaje, un elemento que comunicaba su personalidad y estado emocional.
El comentario, por lo tanto, no solo fue una crítica estética, sino una interferencia en su proceso creativo. Hawke lo percibió como una imposición basada en un estándar de belleza superficial, ignorando por completo el trabajo interpretativo y la construcción de personaje que ella había realizado. “Me enojé mucho por que me dijeran que debía cerrar la boca para verme más bonita, porque estaba interpretando a un personaje que era distintivamente desinhibido. Esa era una característica del personaje: que no le importaba verse bonita y que no era consciente de sí mismo. Así que estaba claro que la observación respondía únicamente a un deseo estético, y eso me molestó”, afirmó con firmeza.
La experiencia de Maya Hawke resalta la importancia de la libertad creativa y la necesidad de priorizar la interpretación auténtica sobre los cánones estéticos superficiales en la industria del cine. El incidente sirve como un recordatorio de la presión constante a la que se enfrentan los actores, y de la necesidad de espacios de trabajo respetuosos y que valoren la expresión artística por encima de todo.