Vogue Williams y Spencer Matthews: La dura realidad tras la imagen perfecta

Vogue Williams, la modelo irlandesa de 39 años, y Spencer Matthews, el exastro de Made in Chelsea de 36, parecen la pareja perfecta: tres hijos preciosos –Theodore (6), Gigi (4) y Otto (2)– y una vida aparentemente idílica. Sin embargo, la realidad, según confiesa Vogue, es bastante distinta.
Recientemente, Vogue reveló en el podcast Netmums un aspecto menos glamuroso de su maternidad: "Asumo el 80% de las tareas domésticas y el cuidado de los niños". Esta confesión desató una polémica, culminando, según sus propias palabras, en “una pequeña discusión esta mañana… ¡Ya he tenido suficiente!”. Un ejemplo concreto: Otto despertó a Spencer en plena madrugada, lo cual provocó una reacción explosiva del padre: “Spenny estaba furioso. Dijo que ya tenía un déficit de sueño y necesitaba volver a dormir.”
Este desequilibrio en las responsabilidades del hogar se contrapone a las declaraciones de Spencer sobre su herencia. En una entrevista con The Mirror, sorprendió al mundo al declarar que no legará su fortuna a sus hijos para evitar que se conviertan en "niños de fondos fiduciarios", una idea inspirada en las reflexiones del comediante Jimmy Carr. “Es hacerles un gran perjuicio”, afirmó Spencer.
Pero la historia tiene más capas. El pasado de Spencer con el alcohol, que incluso puso su vida en riesgo, ha sido un factor crucial en su relación con Vogue. La modelo ha admitido abiertamente que su relación podría haber terminado si Spencer no hubiera dejado el alcohol. Su recuperación y su cambio de vida han sido fundamentales para la estabilidad de la pareja.
Este cambio se refleja en logros impresionantes, como su reciente récord Guinness al correr 30 maratones en 30 días. Esto demuestra un compromiso con su bienestar y un enfoque más activo en su familia. Sin embargo, los retos de la crianza compartida siguen presentes, demostrando que incluso para las familias más mediáticas, la vida familiar es un camino con desafíos constantes.
La transformación de Spencer, sumado a la honestidad de Vogue, pinta un cuadro más realista de la crianza y la vida familiar, lejos de los estereotipos de la perfección inalcanzable.