Macaulay Culkin: la dura infancia y el abandono de su padre

Macaulay Culkin, el inolvidable protagonista de Mi pobre angelito, a sus 44 años, ha decidido romper el silencio sobre una relación familiar que ha marcado su vida profundamente. El actor, que actualmente se describe a sí mismo como "principalmente retirado", ha revelado en el podcast Sibling Revelry con Kate y Oliver Hudson, los detalles de su distanciamiento de su padre, Kit Culkin, un actor de teatro retirado.
Su ascenso meteórico a la fama a los 10 años, gracias al éxito arrollador de Mi pobre angelito en 1990, eclipsó la carrera de su padre. Esta disparidad, unida a la separación de sus padres en 1995 y la posterior batalla legal por su custodia, desató una serie de eventos que llevaron a una ruptura definitiva con su progenitor.
"Uno de mis primeros recuerdos de él fue: ‘Cuando crezca, así no voy a ser con mis hijos’," confiesa Macaulay, quien ahora es padre de dos niños, Dakota y Carson, junto a su prometida Brenda Song. "Y ahora que tengo mis propios hijos, esto hace que piense: ‘No puedo creer que él fuera así’", añade.
El actor ha calificado a su padre de "narcisista" y "abusador". Recuerda una infancia marcada por el trabajo en el mundo del espectáculo, impuesto por su padre desde muy temprana edad, viviendo en un pequeño apartamento con sus padres y hermanos. Según Macaulay, Kit le empujaba a actuar con la amenaza de castigos físicos: "’Portate bien o te pegaré’", recordó en una entrevista anterior con Marc Maron.
La situación empeoró durante la batalla por la custodia. Macaulay, entonces un joven ya millonario, descubrió que sus padres habían estado manejando su fortuna, apropiándose del 15% de sus ganancias. Esto lo llevó a tomar la decisión de eliminarlos de su fondo fiduciario, una batalla legal en la que incluso llegó a desafiar al juez con su fama: "Me atreví a que el juez me metiera en la cárcel por no querer visitar a su padre abusivo," relata.
Más allá del conflicto legal, el distanciamiento con su padre se extendió a sus hermanos. Ninguno de los siete hermanos Culkin mantiene contacto con Kit, revelando la profunda herida que ha dejado este conflicto familiar. El actor, que actualmente parece encontrar paz en su vida personal y familiar, deja la historia como un testimonio de la complejidad de las relaciones familiares y los desafíos de la fama en la infancia.