Muere Lulú Pedraza, ícono de la cocina regiomontana

La vida, con su ritmo impredecible, ha dado un giro inesperado.
El pasado sábado 26 de abril, a la edad de 75 años, falleció Lulú Pedraza, un nombre sinónimo de tradición y sabor en Nuevo León. No solo se trata de la partida de una chef reconocida, sino de una figura entrañable para miles que la vieron crecer en la televisión, compartiendo secretos familiares en sus recetas.
Según reportes de medios locales como Reforma, la causa de su muerte fue el cáncer. Aunque los detalles se mantienen privados, el dolor se palpa en las numerosas muestras de afecto compartidas en redes sociales. La noticia ha trascendido rápidamente, inundando plataformas como Instagram y Facebook con mensajes de condolencias y recuerdos inolvidables.
María Luisa Pedraza Farías, su nombre real, era mucho más que una cara conocida en la pantalla. Durante más de cinco décadas, dedicó su vida a la gastronomía norestense. Su programa, "Las delicias de Lulú", transmitido por Televisa Monterrey por más de 30 años en el programa "Esta mañana", se convirtió en una cita ineludible para muchos. En él, no solo compartía recetas, sino que transmitía una calidez única, una pasión por la cocina tradicional que la hacía conectar profundamente con la audiencia.
Más allá de la televisión, Lulú Pedraza dejó un legado tangible. Fue autora de diversos recetarios, creadora de sazonadores artesanales y una incansable promotora de la cocina regional, llevando el sabor de Nuevo León a nivel nacional e internacional. Sus logros fueron reconocidos con distinciones como la Embajadora de la Sociedad Gastronómica de la Fideuá en España (2004) y delegada del Conservatorio de la Cultura Gastronómica de Nuevo León (2011). Estos reconocimientos, sin embargo, palidecen ante el impacto que tuvo en la vida de quienes la conocieron y disfrutaron de su talento.
Colegas como Gilberto Marcos, conductor de televisión, la describieron en redes sociales como “una figura indiscutible de la televisión, con una excelente mano para la cocina, su amable y refinada expresión, su disciplina y afán de asimilar el conocimiento culinario para luego difundir a su público.” Sus palabras resumen la esencia de una mujer que trascendió la pantalla para convertirse en un referente para generaciones de cocineros y amantes de la buena mesa.
Su partida deja un vacío, pero su legado permanece vivo en cada platillo que se prepara con sus recetas, en cada recuerdo compartido y en el corazón de quienes la conocieron. El sabor de sus creaciones, así como su cálida presencia, seguirán presentes en la memoria colectiva de Nuevo León y México.