Beyoncé reinventa el country en el arranque de su gira "Cowboy Carter"

La responsable de esta metamorfosis fue Beyoncé, quien dio inicio a su gira “Cowboy Carter” en Nueva Jersey. No se trató de un simple concierto; fue una declaración. La reina del pop, lejos de limitarse a un género, presentó un espectáculo que fusionó su innegable talento con la fuerza de un sonido country reinterpretado y reinventado.
“This ain’t Texas,” declaró Beyoncé al comienzo de “Texas Hold ‘Em’, el éxito que lideró las listas de pop y country el año pasado. Sin embargo, la atmósfera en el MetLife Stadium, con su mar de sombreros de vaquero, botas y atuendos western (acompañados por algunos impermeables por la inesperada lluvia), transmitía una energía inconfundiblemente tejana.
La presentación no fue una simple concesión al género country. Beyoncé, lejos de ser una artista limitada por las convenciones, aprovechó la oportunidad para reivindicar sus raíces y romper barreras. Desde la interpretación de su versión country de "Blackbird" de los Beatles, hasta un emotivo "The Star-Spangled Banner", Beyoncé se apropió del escenario con una fuerza y seguridad que dejaron a todos sin aliento.
La velada ofreció un recorrido por diferentes facetas de su amplio repertorio. Momentos íntimos con canciones como “Alligator Tears” y “Just for Fun”, contrastaban con la grandiosidad de coreografías deslumbrantes y efectos visuales impactantes, que incluyeron una memorable escena con Beyoncé montando un toro mecánico en “Tyrant” y sobrevolando el escenario en un enorme herraje durante su versión de “Jolene” de Dolly Parton.
El concierto, que se extendió por casi tres horas, no solo incluyó temas de su álbum ganador del Grammy, "Cowboy Carter", sino también clásicos como “Crazy in Love” y “Single Ladies (Put a Ring on It)”. La noche también reservó momentos especiales para canciones como “Irreplaceable” e “If I Were a Boy”, recuperadas de sus giras anteriores y que lograron encender al público con la fuerza de los himnos generacionales.
Beyoncé no estuvo sola. Sus hijas, Blue Ivy (13 años) y Rumi (7 años), se unieron a la celebración. Blue Ivy brilló con una impecable recreación del paso de baile de “Deja Vu”, mientras que Rumi cautivó con su aparición en “Protector”, enfundada en un abrigo de piel blanca, robándose el corazón del público.