Gabriel Luna: Autenticidad y Raíces en The Last of Us

Su recorrido, lejos de ser una ascensión lineal, se asemeja más a un viaje de autodescubrimiento, forjado en la resiliencia y moldeado por experiencias personales significativas.
Gabriel Luna, reconocido por su papel de Tommy Miller en la aclamada serie The Last of Us, no es solo un rostro conocido; es un testimonio de cómo la herencia cultural y la sensibilidad latina pueden nutrir el proceso creativo de un artista. En una entrevista reciente con Vogue, Luna desveló detalles íntimos de su vida, revelando las claves de su autenticidad en pantalla.
Su camino hacia la actuación no fue directo. Un prometedor deportista, una lesión truncó su carrera en el fútbol americano, obligándolo a replantear su futuro. Fue en una clase de teatro, construyendo escenarios para obras escolares, donde encontró su verdadera vocación. Un detalle conmovedor: la decisión de audicionar surgió después de ver una cinta de su padre, fallecido antes de su nacimiento, actuando en una obra comunitaria. “Ver esa cinta, verlo vivo por primera vez y participando en algo que creó, me inspiró a decirle que sí al maestro”, recordó Luna.
La influencia de las mujeres en su vida —su madre, quien tuvo que ser madre y padre, y su abuela— fue fundamental. “Me enseñaron a usar mi fuerza en servicio y protección”, afirmó, resaltando el equilibrio entre fortaleza y sensibilidad que le inculcaron. Esta influencia, combinada con sus raíces mexicanas y Lipan Apache, ha dado forma a su particular perspectiva actoral.
El papel de Tommy Miller en The Last of Us se convierte en un espejo de su propia experiencia. “Fui una figura paternal para mis hermanos y mi madre. Cuando mi abuelo murió, me convertí en el hombre más grande de mi familia”, confesó. Esta temprana responsabilidad le permitió conectar profundamente con la evolución emocional de su personaje, un líder comunitario que equilibra la vulnerabilidad con la fortaleza.
Para Luna, el “sueño americano” está intrínsicamente ligado al esfuerzo de la clase trabajadora. “Mi abuelo colocó azulejos durante 50 años y mi abuela trabajó en una lavandería. Tengo que hacer este trabajo con intención y con un espíritu de clase trabajadora para sentirme bien conmigo mismo”, declaró. Un mensaje de autenticidad y compromiso con sus raíces que resuena con fuerza en una industria muchas veces deshumanizada.
Su perspectiva, enriquecida por el deporte, la música y sus experiencias familiares, se refleja en una segunda temporada de The Last of Us que promete ser aún más intensa. Una trayectoria que muestra que la sensibilidad y la autenticidad, lejos de ser debilidades, son las mayores fortalezas de un artista.