Björk se une a 'No Music For Genocide' y bloquea su discografía en Israel como protesta

No se trata de un movimiento aislado, sino de una estrategia coordinada que suma cada vez más nombres influyentes.
Esta semana, Björk se unió oficialmente a la campaña "No Music For Genocide", iniciativa que ya congrega a más de 400 artistas internacionales. La cantante islandesa —reconocida por su activismo político— geobloqueó su discografía completa en servicios de streaming como Spotify, Apple Music y Tidal dentro de Israel, aunque aún no ha emitido declaraciones públicas al respecto.
"La cultura no puede detener las bombas, pero sí erosionar la normalización de crímenes contra la humanidad", señala el manifiesto del colectivo, que incluye bandas como Massive Attack y Paramore. El texto hace un paralelismo con el boicot musical a Rusia en 2022: exigen que los grandes sellos discográficos repliquen las restricciones aplicadas durante la guerra en Ucrania.
Mientras su película-concierto 'Cornucopia' recorre salas de cine, la artista prepara el lanzamiento de un álbum en vivo para octubre. Sin embargo, ningún material nuevo estará disponible para oyentes israelíes —al menos no a través de canales oficiales—. Detrás de esta medida hay una estrategia calculada: según activistas palestinos, cada retirada artística aumenta la presión económica sobre empresas vinculadas al conflicto.
El movimiento ya traspasa fronteras musicales. Estibadores marroquíes se negaron a cargar armamento con destino a Tel Aviv, mientras España prohibió el atraque de barcos israelíes. La industria cultural parece haber encontrado su propia trinchera: silenciar playlist para amplificar protestas.