Jimmy Fallon evita polémica y defiende su humor neutral en late-night

Durante una entrevista en CNBC, Fallon dejó en claro que su programa no busca ser un espacio de debate partidista. "Nuestro show nunca ha sido tan político. Atacamos a ambos bandos por igual y nos enfocamos en el humor", explicó el comediante de 51 años, quien lleva una década al frente del icónico programa nocturno de NBC. Su estrategia parece simple pero calculada: mantener la cabeza baja y concentrarse en los chistes.
El contexto no es menor. La suspensión temporal de Kimmel por ABC —tras sus comentarios sobre la muerte del comentarista conservador Charlie Kirk— encendió alarmas sobre posibles censuras en la era Trump. Fallon, sin embargo, evitó el fuego cruzado. "No sé qué está pasando, pero Jimmy es un tipo decente y divertido. Ojalá regrese pronto", comentó durante su monólogo del 18 de septiembre, donde incluso bromeó sobre la confusión de su propio padre: "Me escribió pensando que me habían cancelado a mí".
Detrás de las cámaras, el equipo de Fallon parece blindarse. Renovó su contrato hasta 2028, según confirmó Deadline en 2024, y cuenta con un grupo de escritores que —según él— priorizan el ingenio sobre la provocación. Aunque el expresidente Donald Trump ya había vaticinado su caída en Truth Social ("Fallon será el siguiente en irse"), el rating y los patrocinadores sugieren lo contrario.
Lo curioso es cómo ambos Jimmys, tan distintos en estilo, terminan siendo espejos de una industria en transformación. Mientras Kimmel elige la sátira mordaz, Fallon prefiere el safe play: sketches musicales, juegos con celebridades y un humor que no requiera subtítulos ideológicos. ¿Será suficiente en tiempos polarizados? Por ahora, su risa nerviosa cuando Sean Penn criticó a la FCC ("¡Deberían chupar menos!") delató más de lo que las palabras pudieron decir.
Lo único seguro es que, en la guerra de los late-night shows, Fallon carga con un arma inusual: la neutralidad como escudo. Aunque algunos lo acusen de tibio, su fórmula sigue conquistando pantallas. Como él mismo admitió: "Así funcionamos desde la época de Johnny Carson". Y en televisión, la nostalgia aún vende.