Aboga Papa por migrantes

CD. DEL VATICANO
El papa Francisco tachó de pecado que los inmigrantes y los habitantes de los países que los reciben renuncien a conocerse e integrarse por un miedo que, aunque “legítimo”, no debe alimentar el odio y el rechazo entre las partes.
“No es fácil entrar en la cultura que nos es ajena, ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y sus experiencias”, sostuvo el pontífice en una misa con refugiados celebrada en esta Jornada Mundial de los Inmigrantes.
Francisco dijo que, ante esta dificultad, “a menudo renunciamos al encuentro con el otro y levantamos barreras para defendernos”.
Las comunidades locales, a veces, temen que los recién llegados perturben el orden establecido, ‘roben’ algo que se ha construido con tanto esfuerzo. Incluso los recién llegados tienen miedos: temen la confrontación, el juicio, la discriminación, el fracaso”, apuntó.
El Papa reconoció que estos miedos “son legítimos” al estar basados en “dudas que son totalmente comprensibles desde el punto de vista humano”.
No obstante, sostuvo que dudar “no es un pecado” pero sí lo es por contra permitir que “estos miedos determinen nuestras respuestas, condicionen nuestras elecciones, comprometan el respeto y la generosidad, alimenten el odio y el rechazo”.
El pecado es renunciar al encuentro con el otro, con aquel que es diferente, con el prójimo”, destacó.