El Vaticano.
Además de prestar ayuda humanitaria, la comunidad no puede permanecer en la indiferencia.
En su primer discurso público en Turquía, el Papa Francisco condenó la violencia terrorista que afecta a Siria e Irak a manos de las milicias del Estado Islámico y advirtió que “es lícito detener al agresor injusto”.
Ante el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y un grupo de autoridades políticas congregadas en el palacio presidencial de Ankara, lamentó que en esos países “cientos de miles de personas” se hayan visto obligadas a abandonar sus hogares para poder salvar su vida y permanecer fieles a sus creencias.
Constató la violación de las leyes humanitarias más básicas contra los presos y grupos étnicos enteros además de las “graves persecuciones” contra grupos minoritarios, especialmente – aunque no sólo – los cristianos y los yazidis.
Turquía, acogiendo generosamente a un gran número de refugiados, está directamente afectada por los efectos de esta dramática situación en sus confines, y la comunidad internacional tiene la obligación moral de ayudarla en la atención a los refugiados”, sostuvo.
Precisó que además de prestar la urgente ayuda humanitaria, la comunidad internacional no puede permanecer en la indiferencia ante estas tragedias.
Reiterando que es lícito detener al agresor injusto, aunque respetando siempre el derecho internacional, quiero recordar también que no podemos confiar la resolución del problema a la mera respuesta militar”, indicó.
En un discurso el líder católico lamentó la “guerras fratricidas”.