La tragedia golpea a Queens, Estados Unidos, donde la vida de Win Rozario, un joven de 19 años, fue arrebatada en cuestión de minutos por las balas de la Policía. Todo comenzó cuando Rozario, en medio de una crisis de salud mental, realizó una llamada al 911 en busca de ayuda.
Ante la desesperada petición de su madre, Notan Eva Costa, los agentes de la Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD) irrumpieron en la vivienda familiar. A pesar de las súplicas para que no abrieran fuego, Rozario fue alcanzado por al menos cuatro disparos, dejando a su familia sumida en la desolación.
Descrito como un joven tranquilo y educado, Rozario tenía aspiraciones de ingresar al Ejército para servir a su país. Sin embargo, su futuro fue truncado de manera abrupta y brutal.
El trágico suceso ha vuelto a poner en tela de juicio el uso de la fuerza letal por parte de las autoridades en situaciones que involucran a personas en crisis mental. Se cuestiona si los agentes podrían haber optado por alternativas menos letales para abordar la situación.
No es la primera vez que la ciudad de Nueva York enfrenta la pérdida de vidas en circunstancias similares. Desde 2007, al menos 26 neoyorquinos que experimentaban crisis de salud mental han sido víctimas mortales de la Policía, según datos de Community Access.
El caso de Rozario está bajo escrutinio y se espera una exhaustiva investigación para determinar si el uso de la fuerza letal fue necesario. Mientras tanto, la familia del joven y diversas organizaciones locales exigen que los agentes involucrados sean despedidos y enfrenten consecuencias legales por sus acciones.