El lunes por la noche, un niño de tan solo 8 años encontró un arma bajo el asiento del coche y, en un instante fatídico, accidentalmente apretó el gatillo. Su madre, quien se encontraba dentro de la tienda, fue informada del incidente por un testigo y acudió al vehículo, solo para encontrar a su hijo herido de gravedad.
Las autoridades, tras confirmar que el disparo fue accidental e involuntario, trasladaron al menor en helicóptero al Hospital Infantil Primario de Salt Lake. Desafortunadamente, a pesar de los esfuerzos de los médicos, el niño no sobrevivió. La noticia del trágico fallecimiento conmocionó a la comunidad, recordando la importancia del almacenamiento seguro de armas de fuego.
El incidente en Lehi, Utah, no es un caso aislado. Las estadísticas de Gun Violence Archive reflejan una preocupante realidad en Estados Unidos: hasta la fecha, se han reportado 11,515 muertes por armas de fuego, 166 de ellas pertenecientes a niños menores de 11 años. El cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, ha alertado sobre la alarmante tasa de mortalidad por armas de fuego entre jóvenes estadounidenses, un problema que exige la atención urgente de las autoridades y la sociedad en general.