Un tren que transportaba migrantes indocumentados descarriló, dejando un saldo desgarrador: un niño de 4 años sin vida, una mujer con la pierna amputada y varios heridos. El accidente, que involucró a 12 vagones, entre ellos un tanque de ácido sulfúrico, se extendió a lo largo de la vía férrea, cerca de la carretera Juárez-Ahumada, paralizando el tráfico y movilizando a las autoridades.
La noticia, que rápidamente recorrió la frontera entre México y Estados Unidos, causó consternación y angustia. El niño, originario de Nicaragua, viajaba junto a su familia, originaria de Venezuela, en busca de una mejor vida. Su pequeño cuerpo fue encontrado sin vida a la mañana siguiente, mientras que su madre, de 28 años, sufrió la amputación de su pie derecho. Un joven de 17 años, también de Venezuela, sufrió lesiones graves en la cabeza. Ambos fueron trasladados de urgencia a un hospital en Ciudad Juárez.
El ácido sulfúrico, que se utiliza en la refinación de petróleo, el procesamiento de metales y la producción de fertilizantes, se derramó tras el accidente, lo que obligó a las autoridades a desplegar un contingente de bomberos y guardias nacionales para contener la fuga. El ácido sulfúrico es un líquido corrosivo que puede incendiarse en contacto con otras sustancias químicas y liberar gases tóxicos si se calienta.
La tragedia se suma a la larga lista de accidentes que han afectado a migrantes indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos, arriesgando sus vidas para cruzar la frontera. La práctica de viajar en la parte superior de los trenes, conocida como "la bestia", se ha convertido en un peligroso rito de paso para muchos migrantes. A pesar de los esfuerzos del gobierno mexicano para frenar esta práctica, las condiciones de precariedad y la desesperación de los migrantes continúan impulsando este tipo de viajes.
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar la causa del descarrilamiento, pero las consecuencias del accidente serán difíciles de olvidar.