Su corazón, clavado por una espada invisible, solo encontrará paz con la liberación de su hijo. “Te lo voy a decir cantando como le dije al sheriff: Traigo una espada invisible, clavada en mi corazón. Que me lastima y hostiga, me causa grande dolor. Pues mi hijo se encuentra preso en una gran prisión”, expresa Paula, quien ha dedicado su vida a la lucha por la libertad de Juan.
Juan fue condenado a 40 años de prisión por homicidio, tras un accidente en Houston en 1996. Su madre, con una valentía inquebrantable, ha recorridos miles de kilómetros para visitarlo una vez al año. El dolor de la separación es insoportable: "Es algo doloroso, porque llega uno y lo ve y quiere traérselo, no quiere dejarlo dentro (…) y aparte sus cartas que me manda".
Paula busca un milagro. Ofrece su música, cumbias, baladas y corridos, a cambio de la libertad de su hijo. Le dijo al sheriff de Texas: "si alguien las graba, sus regalías le darían para contratar un buen abogado”. Paula ya registró diez canciones ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Su esperanza reside en que alguien grabe su música y le ayude a reunir los 50 a 60 mil dólares que necesita para un abogado.
La vida de Paula se ha convertido en una cruzada por la liberación de Juan. Un corrido dedicado a su hijo, que le ha acompañado en este largo camino, es el reflejo de su lucha. “En esa ciudad de Houston. Un accidente pasó y en las manos de mi hijo, la pistola disparó. Una mujer cayó herida y a los dos días se murió”, relata la segunda estrofa del corrido.
A pesar de la adversidad, Paula no se rinde. Su amor maternal es un motor que la impulsa a seguir luchando. "Yo no me quiero ir de este mundo si no ver a mi hijo libre y esa es mi grande necesidad”, afirma con la mirada llena de esperanza.