Abbott, conocido por su postura dura contra la inmigración ilegal, justifica la medida como una estrategia para frenar el flujo de migrantes hacia Estados Unidos. Sin embargo, su acción ha sido recibida con críticas por parte de la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, quien la califica como un "truco político" que no aborda la crisis migratoria de manera efectiva.
Lujan Grisham no se ha quedado callada ante la medida de Abbott, calificándola de innecesaria e ineficaz. La mandataria neomexicana ha argumentado que las acciones de Abbott no son más que un intento de obtener rédito político y ha enfatizado la necesidad de un acuerdo bipartidista en Washington para abordar la crisis migratoria con soluciones estructurales. Además, ha señalado que Abbott parece ignorar la importancia de la relación entre ambos estados, en particular la industria petrolera que comparten en la Cuenca Pérmica.
La instalación del alambre de púas forma parte de la Operación Lone Star, una iniciativa multimillonaria impulsada por Abbott para controlar la frontera. La estrategia de Texas incluye un despliegue masivo de soldados, la construcción de muros fronterizos y el transporte de migrantes a otras ciudades del país, con un presupuesto de más de 11 mil millones de dólares. A pesar de las críticas, Abbott defiende su política, argumentando que el gobierno federal ha abandonado su responsabilidad en el control de la frontera.
El conflicto entre Texas y Nuevo México por la instalación del alambre de púas resalta la falta de un enfoque consensuado para abordar la crisis migratoria en Estados Unidos, así como la creciente polarización política entre estados fronterizos. Mientras que Texas impulsa medidas de seguridad más estrictas, Nuevo México, con una postura más conciliadora, aboga por soluciones más integrales.