El líder empresarial, quien fuera el presidente emérito de 'Tata Sons', era un ícono, un gigante que se erigía como símbolo de la modernidad y la innovación en un país en constante cambio.
Su deceso no solo marca el final de una era para uno de los conglomerados más grandes de la India, sino también para una forma de hacer negocios. Tata era conocido por su visión, su integridad y su compromiso con la ética, valores que infundió en cada decisión que tomó al frente del 'Grupo Tata'.
"Un líder verdaderamente excepcional", dijo N Chandrasekaran, actual presidente de 'Tata Sons', en un comunicado en el que reconoció las enormes contribuciones de 'Tata al Grupo' y a la India. "Su dedicación a la excelencia, la integridad y la innovación guió al grupo en la expansión de su influencia global, manteniéndose fiel a sus valores éticos".
El legado de Tata se extiende mucho más allá de las cifras y las empresas. Fue un pionero en filantropía, dedicando su fortuna a causas que iban desde la educación hasta el desarrollo rural. Su compromiso con la mejora de la sociedad era una extensión natural de la filosofía de su bisabuelo, Jamsetji Tata, fundador del 'Grupo Tata'.
"Su compromiso con las causas sociales y la mejora de la comunidad reflejaba una creencia arraigada en la importancia de retribuir, alineándose con los valores establecidos por su bisabuelo".
Durante su mandato, que comenzó en 1991 y terminó en 2012, Tata lideró al conglomerado a través de una serie de transformaciones. Fundó Tata Teleservices en 1996 y fue fundamental en la oferta pública inicial de 'Tata Consultancy Services' en 2004.
Su audaz adquisición de las marcas británicas 'Jaguar' y 'Land Rover' en 2004 fue un hito en la historia empresarial de la India. La compra, vista por algunos como un "colonialismo inverso", redefinió las percepciones globales de las empresas indias, demostrando su capacidad para competir en el escenario internacional.
En 2008, Tata volvió a hacer noticia con el lanzamiento del Tata Nano, el coche más asequible del mundo. Su visión era democratizar la tecnología y hacer que la propiedad de automóviles fuera accesible a la clase media.
"Este enfoque innovador encapsuló su visión de democratizar la tecnología y mejorar la calidad de vida de millones de indios".
Después de dejar la presidencia, Tata siguió involucrado activamente en los fideicomisos benéficos del 'Grupo Tata', asegurando que los esfuerzos filantrópicos de la empresa continuaran prosperando.
Su compromiso con el público se extendía también a las redes sociales, donde tenía un gran número de seguidores que admiraban no solo su liderazgo empresarial, sino también su defensa de los derechos de los animales y su conexión con la comunidad.
"Su impresionante número de seguidores en línea, que incluía más de 13 millones en X y casi 10 millones en Instagram, subrayó su estatus como el empresario más seguido de India".
La muerte de Ratan Tata deja un vacío en los paisajes corporativos y filantrópicos de la India. Su legado, sin embargo, perdurará en las innumerables vidas que tocó y las instituciones que ayudó a construir.