La ciudad, que recibió a más de 40,000 venezolanos en los últimos dos años, se ha convertido en un campo de batalla político en las elecciones estadounidenses.
El expresidente Donald Trump, en un intento por influir en el electorado, ha presentado una narrativa de "invasión" por parte del Tren de Aragua, una banda criminal venezolana. Esta narrativa, que ha sido fuertemente refutada por las autoridades locales, ha generado un ambiente de miedo y desconfianza entre los migrantes, quienes se encuentran luchando por construir una vida digna en su nuevo hogar.
El propio Trump, en un debate presidencial, replicó una información falsa que circulaba en las redes sociales: el Tren de Aragua había "tomado" varios edificios en Aurora, Colorado. Esta información, junto a videos de hombres armados entrando en apartamentos, avivó la paranoia. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
La alcaldía de Aurora ha aclarado que la situación es mucho más matizada y que los incidentes han sido "caracterizados erróneamente". La empresa dueña de los edificios donde viven muchos migrantes ha sido acusada de crear el rumor del "caos" para desviar la atención de las deplorables condiciones de las propiedades.
Los residentes, entre ellos Moisés Didenot y Carlos Daniel Ordosgoitti, han descrito las condiciones de vida en estos edificios como "deplorables", con problemas de ratas, chinches, falta de mantenimiento y vandalismo.
Didenot, tras ser víctima de la desinformación y el miedo, ha decidido buscar otro lugar para vivir, enfrentando dificultades para encontrar vivienda debido a la discriminación que se está generando.
La situación de los migrantes se agrava con la dificultad para encontrar un ingreso estable. José, un venezolano que trabaja limpiando vidrios en los semáforos, relata cómo la sociedad lo ha recibido con desconfianza, incluso con amenazas, y cómo el miedo ha generado un clima de rechazo hacia los migrantes.
En medio de esta tormenta, es importante recordar que la realidad es mucho más compleja que la narrativa que se ha creado. Los migrantes no son los responsables de la delincuencia, sino que son víctimas de la desinformación y la discriminación.