No era el típico llamado a la disciplina, ni la resonancia de la campana del descanso. Era un gemido de dolor, un eco que resonó en los pasillos de la Escuela Secundaria Frisbie, en Rialto. Un adolescente, de tan solo 14 años, yacía en el suelo, víctima de un ataque brutal.
La madre del joven, Sandra Aguilar, recibió una llamada que la congeló en el tiempo. Su hijo, un niño con sueños y esperanzas, había sido apuñalado por un compañero durante la clase de educación física. La angustia de Sandra se multiplicó al enterarse de que el ataque fue grabado y compartido en redes sociales. "No puedo creer que esto haya sucedido en la escuela, un lugar que debería ser seguro", dijo Aguilar, con la voz temblorosa.
El Distrito Escolar Unificado de Rialto confirmó el incidente, asegurando que se llamó a la policía y se atendió al joven por la gravedad de sus heridas. Sin embargo, las dudas sobre las consecuencias que enfrentará el agresor siguen resonando en el ambiente.
¿Qué le sucedió al joven? ¿Cómo pudo ocurrir esto en un lugar que se supone debe garantizar la seguridad de los estudiantes? ¿Cuáles son las medidas que se tomarán para evitar que esto vuelva a suceder? Estas preguntas se mantienen en el aire, mientras la familia del joven espera que su recuperación sea completa.