Un viernes cualquiera en Bath, Nueva York, una discusión trivial en un supermercado se convirtió en un incidente que reflejó la fragilidad del clima político actual en Estados Unidos. En el interior de un Tops Friendly Markets, dos hombres, completamente desconocidos, se encontraron en medio de un altercado que rápidamente escaló a la violencia.
El detonante de la pelea fue un simple accesorio: una gorra de campaña de Donald Trump. Robert Yott, un hombre de 60 años, no pudo contener su ira al ver la gorra en la cabeza del otro hombre y lo atacó sin piedad. El resultado: dientes rotos y lesiones en la boca para la víctima, quien solo buscaba realizar sus compras diarias.
La policía de Bath detuvo a Yott, quien enfrenta acusaciones por agresión en segundo grado y daño criminal en cuarto grado. El incidente ha causado revuelo en la comunidad, no solo por la violencia en sí, sino por lo que representa: un reflejo de la polarización política que se vive en el país a solo unos meses de las elecciones.
La polémica no se limita a este caso. La reciente aparición de Nick Bosa, jugador de los San Francisco 49ers, luciendo una gorra de MAGA durante una entrevista, ha generado un debate público sobre la expresión política y sus consecuencias.
Este tipo de situaciones dejan en evidencia que la política ha permeado todos los ámbitos de la vida, incluso las compras en un supermercado.