La legisladora laborista Kim Leadbeater impulsó el proyecto, que representa uno de los cambios sociales más significativos en el Reino Unido en décadas. "Habrá tiempo suficiente para hacerlo bien", aseguró Leadbeater tras el debate parlamentario, que se prolongó por más de cuatro horas. Sin embargo, advirtió que el proceso será largo, estimando al menos seis meses antes de un posible cambio definitivo en la ley.
El proyecto ha generado un intenso debate en el Reino Unido. Sus defensores argumentan que se trata de dar control y dignidad a los pacientes terminales, permitiéndoles evitar un sufrimiento prolongado. Por otro lado, los detractores temen que las personas vulnerables puedan sentir presión para terminar sus vidas por miedo a ser una carga para sus familias o la sociedad.
Entre las salvaguardas propuestas se incluyen:
- La verificación de la decisión de cada paciente por dos médicos y un juez del Tribunal Superior.
- La prohibición de presionar o coaccionar a alguien para que termine con su vida, castigada con hasta 14 años de prisión.
En contraste, el ex primer ministro Rishi Sunak expresó su apoyo, argumentando que la ley podría ayudar a reducir el sufrimiento de los pacientes terminales. Encuestas recientes sugieren que una mayoría de británicos respalda la muerte asistida.
La discusión promete ser uno de los temas más controvertidos y transformadores en la sociedad británica actual. Como dijo Liz Reed, de 38 años, mientras secaba sus lágrimas: "Estoy absolutamente encantada, pero extremadamente emocionada".