En el centro de la disputa se encuentra la provincia de Ontario, una de las más importantes de Canadá. Doug Ford, el jefe del Gobierno de Ontario, expresó que, aunque Estados Unidos es un aliado cercano, no dudará en utilizar medidas extremas si se implementan dichos aranceles. "Estamos mandando un mensaje claro a Estados Unidos. Si atacan Ontario, utilizaremos todas las herramientas para defendernos", afirmó el líder provincial.
La provincia de Ontario es un exportador clave de electricidad hacia Estados Unidos, principalmente hacia estados como Michigan, Minnesota y Nueva York. "La electricidad canadiense cubre las necesidades de alrededor de 1,5 millones de hogares en estos estados", destacó Ford. En este contexto, la provincia no vacilará en detener esas exportaciones como una medida para defender a los canadienses y su economía ante lo que considera un ataque comercial injusto por parte de Estados Unidos.
Mientras tanto, en la provincia de Alberta, Danielle Smith, la jefa de Gobierno, adoptó una postura diferente. Aunque Canadá es uno de los principales exportadores de petróleo del mundo, Smith aseguró que Alberta no tiene la intención de limitar sus exportaciones energéticas hacia Estados Unidos, un destino clave para su crudo. Sin embargo, la ministra sí anunció la creación de una unidad policial fronteriza con la misión de reforzar la seguridad en la frontera con Estados Unidos, especialmente contra el tráfico ilegal de drogas y personas.
La situación refleja las crecientes tensiones comerciales y políticas entre los dos países, que históricamente han sido aliados clave en América del Norte. El gobierno canadiense ha comenzado a preparar una lista de productos estadounidenses que podrían ser objeto de aranceles en represalia, como parte de su estrategia para proteger los intereses económicos del país. Además, el gobierno de Canadá ha anunciado que invertirá cerca de mil millones de dólares canadienses (710 millones de dólares estadounidenses) en mejorar la seguridad fronteriza, un tema que ha sido una de las principales demandas de Donald Trump.
Entre las medidas que se están considerando se encuentran:
- La creación de una unidad policial fronteriza para reforzar la seguridad en la frontera con Estados Unidos.
- La inversión en la seguridad fronteriza para mejorar la detección y prevención del tráfico ilegal de drogas y personas.
- La preparación de una lista de productos estadounidenses que podrían ser objeto de aranceles en represalia.