El protagonista inesperado de esta disrupción: Japan Airlines (JAL), que sufrió un ataque cibernético. Afortunadamente, la aerolínea, a través de su cuenta de X (anteriormente Twitter), aseguró que el incidente ya está controlado. "Hemos identificado la causa y alcance del fallo, y el sistema ha sido restablecido", declaró la empresa en un comunicado oficial.
Según reportes de medios japoneses, el ataque consistió en una acción DDoS (denegación de servicio distribuida), un método en el que los hackers inundan un servidor con tráfico para colapsarlo. La buena noticia es que, según JAL, la información de sus clientes no se vio comprometida, ni tampoco se afectó la seguridad de sus sistemas de manera significativa.
Aunque la venta de boletos internos e internacionales se reanudó el mismo día, la afectación no fue nula. 24 vuelos domésticos sufrieron retrasos de más de 30 minutos. Además, la prensa local reportó problemas con el sistema de registro de equipaje en varios aeropuertos.
Las repercusiones en el mercado fueron inmediatas. Las acciones de Japan Airlines experimentaron una caída inicial del 2.5% en la Bolsa de Tokio, aunque lograron recuperarse parcialmente, cerrando con una pérdida del 0.2%. Este suceso ocurre en un contexto complejo para la compañía, considerando un accidente aéreo ocurrido en enero de 2024 en el aeropuerto Haneda de Tokio.
Este accidente, que dejó un saldo de cinco víctimas mortales, fue atribuido a error humano según un informe preliminar del Ministerio de Transporte. Un avión de la guardia costera colisionó con una aeronave de pasajeros de JAL debido a una interpretación errónea de una instrucción de la torre de control por parte del piloto del avión más pequeño.
La situación deja en evidencia la vulnerabilidad de las grandes compañías ante ataques cibernéticos, aunado a los desafíos de seguridad en el sector de la aviación. La recuperación de JAL tras el incidente es un dato a considerar, mostrando su capacidad para mitigar y controlar los daños de una situación de alta complejidad.