El factor Trump es, sin duda, el elemento clave. La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025 promete un giro radical en la política económica internacional. Su promesa de "Estados Unidos primero" y su cuestionamiento de la cooperación global, según expertos internacionales, podrían desencadenar consecuencias impredecibles a nivel mundial. Su postura en contra de la OTAN y su visión de nuevas alianzas comerciales, son temas que impactarán fuertemente la economía.
Las guerras comerciales se presentan como otra amenaza importante. La amenaza de aranceles, específicamente el arancel del 25% a productos de México y Canadá, y un 10% a productos chinos, según declaraciones de Trump durante su campaña, genera preocupación entre las empresas con cadenas de suministro globales. La posibilidad de represalias por parte de México y China podría desatar una guerra comercial con consecuencias devastadoras, incluyendo precios más altos para los consumidores en Estados Unidos y un posible desmantelamiento del T-MEC, afectando a Canadá y México.
El tema de la inmigración también se suma a las complejidades. La política migratoria de Trump, con posibles deportaciones masivas y un endurecimiento de la frontera con México, promete un cambio significativo que afectará no solo a Estados Unidos, sino a toda Latinoamérica, con consecuencias en el mercado laboral y la economía de varios países. La tendencia global hacia un mayor control de fronteras, reflejado en las políticas de la Unión Europea, es un indicativo de un mundo cada vez menos abierto.
Los conflictos armados en Ucrania, Oriente Medio y otras regiones del mundo, representan una carga significativa para la economía global. La promesa de Trump de poner fin a la guerra en Ucrania en 24 horas, aunque audaz, plantea interrogantes sobre el futuro de la ayuda financiera a este país y las implicaciones geopolíticas de tal decisión. La situación en Gaza y el Líbano, así como la tensión en Taiwán, agudizan la incertidumbre.
Finalmente, el auge de la Inteligencia Artificial se presenta como un factor con potencial transformador, pero también con desafíos. Si bien el rápido crecimiento de plataformas como ChatGPT es impresionante, su impacto real en la economía aún está por verse. La inversión masiva en infraestructura tecnológica, como los centros de datos alimentados por energía nuclear, es un reflejo del enorme potencial y los desafíos logísticos que presenta esta tecnología. El 2025 podría ser el año en que la IA comience a transformar profundamente la economía, o quizás, solo un paso más en su desarrollo.