El vuelo de Azerbaijan Airlines, que cubría la ruta Bakú-Grozny, se desvió inesperadamente hacia Kazajistán antes de estrellarse, cobrando la vida de 38 personas y dejando 29 heridos. El impacto inmediato fue un luto nacional en Azerbaiyán, declarado el jueves siguiente al accidente.
Sin embargo, lo que ha generado mayor revuelo son las declaraciones del Ministro de Desarrollo Digital y Transporte de Azerbaiyán, Rashan Nabiyev, quien, basándose en análisis preliminares de expertos y testimonios de sobrevivientes, sugiere un posible "impacto externo" como causa del desplome. Coinciden con estas declaraciones las del portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, quien afirmó que Estados Unidos tiene "algunas indicaciones tempranas que ciertamente apuntan a la posibilidad de que este avión fuera derribado por sistemas de defensa aérea rusos".
Las declaraciones de Kirby, aunque cautelosas, se apoyan en análisis de evidencias visuales del accidente. No obstante, se negó a profundizar, citando la investigación en curso. Esta falta de detalles ha aumentado las especulaciones, incluyendo la posibilidad del uso de armamento en el incidente.
Los relatos de los sobrevivientes son impactantes. Una azafata, Aydan Rahimli, describió haber escuchado ruidos fuertes antes del accidente, seguidos de la liberación automática de las máscaras de oxígeno. Otro sobreviviente, Zulfugar Asadov, describió un impacto violento que le provocó una herida profunda en el brazo, comparándola con un "golpe de hacha".
Por otro lado, Dmitry Yadrov, jefe de la autoridad de aviación civil de Rusia (Rosaviatsia), atribuyó el accidente al ataque de drones ucranianos a Grozny, que obligó al cierre del espacio aéreo. Según Yadrov, tras intentos fallidos de aterrizaje, el piloto optó por dirigirse a Aktau, Kazajistán.
En respuesta a la tragedia, Azerbaijan Airlines suspendió vuelos a varios aeropuertos rusos, incluyendo ocho ciudades adicionales tras la suspensión inicial a Grozny y Majachkalá. Otras aerolíneas, incluyendo Qazaq Air, FlyDubai y El Al, también han tomado medidas para ajustar sus operaciones en la zona, reflejando un ambiente de precaución generalizada.
Mientras la investigación continúa, la falta de una conclusión definitiva mantiene la tensión y la incertidumbre sobre las verdaderas causas del accidente. El paralelismo con el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, derribado en 2014 por un misil tierra-aire ruso, plantea interrogantes preocupantes sobre la seguridad aérea en zonas de conflicto.
La oficina del Fiscal General de Azerbaiyán confirmó que investigadores de su país se encuentran trabajando en Grozny para esclarecer los hechos. El Kremlin, por su parte, se ha limitado a señalar que se permitirá a las investigaciones seguir su curso antes de emitir juicio alguno.