En la prisión Richard J. Donovan de San Diego, California, Lyle y Erik Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, pasaron la Navidad de 2024. Este año, sin embargo, adquiere una relevancia especial. ¿La razón? Una audiencia programada para enero de 2025 podría modificar radicalmente sus vidas tras la presentación de nuevas pruebas.
El menú navideño, según fuentes oficiales, incluyó pechuga de pollo, puré de papas, ensalada verde, maíz dulce, salsa de arándanos, galletas de suero de leche y un pastel de cerezas. “Incluso se dice que hubo chocolate con leche”, añade un reporte de TMZ, destacando un detalle que, aunque pequeño, refleja un esfuerzo por humanizar la celebración dentro de un ambiente tan restrictivo. Más allá de la comida, las actividades fueron clave para el ambiente festivo.
Se organizaron torneos de cartas, principalmente pinochle, buscando generar un ambiente más distendido. También se llevaron a cabo programas religiosos, tanto tradicionales como no confesionales, y algunas organizaciones externas realizaron visitas y actividades especiales para los reclusos sin familiares cercanos. Sin embargo, el intercambio de regalos estuvo prohibido.
Los hermanos Menéndez, desde 2018, participan en el programa “Echo Yard”, una iniciativa dentro de la prisión enfocada en la rehabilitación. Este programa, con actividades educativas, artísticas y entrenamiento de perros guía, ofrece la posibilidad de reducir la sentencia. “Por cada 52 horas completas, se pueden reducir hasta 40 días al año”, un detalle crucial para Erik y Lyle en su búsqueda de una posible reducción de condena.
Las visitas familiares también fueron parte de la jornada. Erik Menéndez, de 53 años, recibió a su esposa, Tammi Ruth Saccoman, con quien mantiene una sólida relación desde su matrimonio en 1999. “El amor de Tammi fue un paso importante en mi elección de vida”, comentó Erik, destacando el impacto de su apoyo. Lyle Menéndez, de 56 años, recibió la visita de Milly Bucksey, una estudiante británica, a pesar de estar casado con Rebecca Sneed. Estas visitas revelan un apoyo emocional que trasciende las rejas.
La esperanza para un futuro diferente se centra en la audiencia de enero. Nuevas pruebas y testimonios que apuntan a un posible abuso por parte de su padre, José Menéndez, han reabierto el caso. “Siempre esperé que la verdad sobre mi padre saliera a la luz”, afirmó Erik. El año que termina deja a los hermanos Menéndez en un punto de inflexión, a la espera de un veredicto que podría cambiar el rumbo de sus vidas.