El martes pasado, en el vuelo 487 de Delta, un Airbus A321neo con destino a Honolulu desde Seattle, se registró un hecho inusual. Un pasajero, cuya identidad permanece sin revelar, logró abordar el avión sin boleto. Este evento, detectado ya con el avión a punto de despegar, provocó un retraso significativo.
Según el comunicado oficial de Delta, emitido el jueves, "Como no hay asuntos más importantes que la seguridad, el personal de Delta siguió los procedimientos para que un pasajero sin boleto fuera retirado del vuelo y luego detenido". El vuelo regresó a la puerta de embarque, resultando en más de dos horas de retraso para todos los pasajeros. La aerolínea ofreció disculpas por las molestias ocasionadas.
La Administración de Seguridad del Transporte (TSA) también emitió un comunicado confirmando el incidente. Indicaron que el pasajero "pasó por alto las estaciones de verificación de identidad y estado de embarque y abordó un avión... sin una tarjeta de embarque". La TSA ha anunciado una investigación independiente para determinar cómo se pudo producir este fallo en su sistema de seguridad.
El suceso no es aislado. En noviembre pasado, Svetlana Dali fue arrestada en Nueva York tras un incidente similar, habiendo abordado un vuelo a París sin boleto durante el ajetreo de Acción de Gracias. Incluso se le acusa de cortar su pulsera de monitoreo electrónico e intentar entrar ilegalmente a Canadá. Este antecedente resalta la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en los aeropuertos a nivel global.
La investigación sobre el incidente de Delta continúa, con el foco puesto en determinar cómo el pasajero evadió los controles de seguridad en el Aeropuerto Internacional de Seattle/Tacoma (SEA). Mientras tanto, este peculiar evento navideño ha dejado a muchos reflexionando sobre las vulnerabilidades en los sistemas de seguridad aeroportuaria.