La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, prevista para un mes, se ve precedida por una serie de eventos que revelan una realidad distinta a la narrativa de mandato absoluto que el propio Trump ha proyectado. Mientras algunos celebran su victoria como un triunfo aplastante, otros encuentran matices en los resultados de las elecciones.
“La belleza es que ganamos por tanto”, dijo Trump a la revista Time, describiendo su victoria como un "mandato masivo". Sin embargo, la realidad es más compleja. Aunque resultó victorioso, su margen de victoria, ni en el voto popular ni en el Colegio Electoral, se ajusta a la imagen de un triunfo arrollador. El hecho es que obtuvo menos del 50% del voto popular.
Este panorama se refleja en los tropiezos que Trump ha experimentado incluso antes de asumir el cargo. Su intento fallido de bloquear un proyecto de ley para la financiación del gobierno, enfrentó la resistencia de 38 republicanos en la Cámara de Representantes, cifra que se elevó a más de 170 legisladores, demostrando que su influencia, aunque considerable, no es absoluta dentro de su propio partido.
El caso del nombramiento de su gabinete también presenta desafíos. La renuncia a su primera opción para Secretario de Justicia, Matt Gaetz, debido a la falta de apoyo, y las dificultades para colocar a su nuera, Lara Trump, en el Senado, demuestran que incluso la lealtad tiene sus límites, incluso con la intervención de figuras como Elon Musk.
La situación se complica aún más con elecciones controvertidas para puestos clave en su gabinete, como la de Pete Hegseth para Secretario de Defensa, acompañadas de acusaciones y controversias que ponen a prueba la cohesión del Partido Republicano. La nominación de Robert F. Kennedy Jr. como Secretario de Salud y Servicios Humanos y Tulsi Gabbard para Directora de Inteligencia Nacional, son ejemplos adicionales de esta tendencia.
Mientras sus aliados, como Charlie Kirk, amenazan con desafíos en las primarias a los senadores que no confirmen a los candidatos de Trump, las reacciones al manejo de la financiación del gobierno, por parte de figuras como el representante Dan Crenshaw, revelan una creciente tensión interna y la complejidad del escenario que Trump enfrenta en Washington.
El senador Mike Rounds, por su parte, ha señalado la dificultad de resolver el límite de la deuda en un paquete de financiación a corto plazo, lo que anticipa nuevos retos para la administración entrante. La frustración de Trump ante las limitaciones del poder, expresada en una llamada telefónica a un legislador republicano, pinta un cuadro de las complejidades que le esperan.
Las declaraciones de Steve Bannon, anticipando una constante lucha por el control, completan el panorama de un inicio de mandato que promete estar lleno de desafíos y sorpresas.