El reciente reporte del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York revela un panorama complejo. Si bien enfermedades como la sífilis y la viruela del mono muestran una disminución considerable –la sífilis primaria y secundaria bajó un 22.6% y la viruela del mono registró solo 204 casos en 2023, una drástica reducción respecto al brote de 2022–, otras presentan un preocupante incremento.
La clamidia, por ejemplo, aumentó un 8% entre hombres y un 5.4% entre mujeres. De hecho, "el 56% de los casos de clamidia entre mujeres se registraron en jóvenes de 15 a 24 años," según el informe. Simultáneamente, la gonorrea subió un 15.9% entre hombres y un 1.1% entre mujeres. Este aumento, particularmente preocupante en hombres, exige una atención inmediata.
La situación se complica aún más con el aumento del 67% en la sífilis congénita, una condición que afecta gravemente a los recién nacidos. Este dato resalta la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz durante el embarazo.
El reporte también destaca las desigualdades en la incidencia de ETS. "Las disparidades entre grupos raciales y étnicos, y por edad, sexo y nivel de pobreza de los vecindarios persistieron," señala el documento. Chelsea Clinton en Manhattan, Hunts Point-Mott Haven y Highbridge-Morrisania en El Bronx (por clamidia), y otros barrios específicos presentan las tasas más altas de infección. Estas diferencias subrayan la necesidad de un acceso equitativo a servicios de salud sexual.
Expertas como Angela Díaz, directora del Centro de Salud para Adolescentes Mount Sinai, y Wendy Wilcox, directora de Salud de la Mujer de New York City Health + Hospitals, han hecho un llamado a la acción, instando a la población a realizar pruebas regulares de detección de ETS. "Realizarse pruebas de detección con regularidad es una medida importante para optimizar su salud," afirma Wilcox, enfatizando la prevención de problemas graves como infertilidad e incluso cáncer.
El Dr. David Bell, de la Universidad de Columbia, añade que la combinación de evaluaciones de ETS y VIH, junto con estrategias de prevención, es crucial para reducir las tasas y combatir el estigma. "Todos los médicos tienen la responsabilidad de defender esta misión de salud pública," concluye.