Hablamos, por supuesto, de Jorge Lanata, quien a sus 64 años dejó una huella imborrable. Su nombre se asocia inmediatamente con un estilo periodístico único, con una voz que, aunque a veces incómoda, siempre fue contundente. No era solo un reportero, era un analista sagaz, un provocador intelectual que desafía las convenciones y los lugares comunes.
“Básicamente, lo que yo soy es periodista. Yo soy un observador. Soy un testigo”, decía Lanata, describiendo con precisión la esencia de su carrera. Esa simple frase resume décadas de trabajo, de búsqueda incesante de la verdad, aunque esta se encontrara en los rincones más oscuros de la realidad argentina.
Su trayectoria no se limita a un solo medio o formato. A los 26 años, fundó Página/12, un diario que revolucionó el periodismo argentino.
- Su innovación se reflejó en la fusión de creatividad y credibilidad.
- La ruptura con los formatos tradicionales marcó un antes y un después.
- Página/12 se convirtió en un símbolo de periodismo independiente y crítico.
La polémica siempre acompañó a Lanata. Su estilo, lejos de ser complaciente, le granjeó tanto admiración como detractores. Recibió múltiples premios, incluyendo varios Martín Fierro, pero la validación externa nunca pareció ser su principal motivación. Para él, la verdad, la búsqueda incansable de la misma, era la mayor recompensa. "Yo creo que todos somos la patria. Dos medias Argentinas no suman una Argentina entera". Su filosofía de vida, repleta de fracasos superados y de una audacia admirable, lo convirtió en un referente inigualable.
Más allá de sus controvertidas opiniones, su legado reside en una forma de hacer periodismo que desafió las convenciones y los límites. Su voz, aunque silenciada, seguirá resonando en el debate público, un recordatorio constante de la importancia de la crítica, la honestidad y el coraje en la búsqueda de la verdad.