Recientemente, hemos visto un giro inesperado en la estrategia de OpenAI. Recordamos su éxito con ChatGPT, un hito en el procesamiento del lenguaje natural. Sin embargo, la compañía, bajo el liderazgo de Sam Altman, está apostando por un terreno diferente: la robótica.
Esta incursión no es completamente nueva. En 2021, OpenAI cerró su división de robótica para enfocarse en el desarrollo de su modelo de lenguaje. Pero ahora, a través de inversiones estratégicas en startups como Figure y 1X Technologies, está retomando el camino de la creación de robots humanoides. “El potencial de integrar nuestros avances en IA con sistemas físicos es inmenso,” señala un comunicado interno filtrado.
Figure, con su robot Figure 02, ya está probando su eficiencia en plantas de producción de BMW en Carolina del Sur. Por otro lado, 1X Technologies, con el apoyo directo de OpenAI, presentó NEO Beta, un robot enfocado en tareas domésticas. Su ambiciosa meta: millones de unidades para 2028.
Pero la noticia no termina ahí. Mientras la integración de IA en robots físicos plantea desafíos éticos y de seguridad, OpenAI también ha sorprendido al mundo con el lanzamiento de o1-preview, un modelo de IA conocido internamente como "Strawberry". Este desarrollo, disponible en la plataforma de ChatGPT y su API, representa un cambio de paradigma. A diferencia de modelos como GPT-3.5 o GPT-4, o1 no prioriza la velocidad. Se enfoca en la resolución de problemas complejos, “pensando” antes de responder, simulando procesos cognitivos humanos.
En pruebas, o1 demostró una capacidad asombrosa, resolviendo el 83% de los problemas en un examen de la Olimpiada Internacional de Matemáticas, superando ampliamente el 13% logrado por GPT-4. Una versión más rápida, o1-mini, se centra en tareas de programación.
La competencia en este campo es feroz. Empresas como Boston Dynamics y Tesla son líderes consolidados. Sin embargo, la combinación de experiencia en IA y la nueva apuesta robótica de OpenAI podría cambiar las reglas del juego. El futuro de la interacción humano-máquina se reescribe, un código a la vez.