El impacto del incidente, ocurrido en medio de las celebraciones, dejó una estela de dolor y luto. Más de 15 personas perdieron la vida y cerca de 30 resultaron heridas, en lo que las autoridades calificaron como un atropellamiento masivo. La identidad del responsable, un ciudadano estadounidense de 42 años llamado Shamsud-Din Bahar Jabbar, fue rápidamente revelada por las autoridades estadounidenses.
Ante esta devastadora noticia, la respuesta del mundo no se hizo esperar. Desde el Vaticano, una figura de gran peso moral y espiritual ofreció su pésame y consuelo a las víctimas y sus familias. El mensaje, enviado por el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, reflejaba el sentir del Papa Francisco. En él, se lee: “Su Santidad el Papa Francisco ha recibido con profunda tristeza la noticia de la pérdida de vidas y los heridos ocasionados por el ataque ocurrido en Nueva Orleans”. El telegrama también destacaba la oración del Papa por la curación de los heridos y el consuelo de los afectados, añadiendo que les envía su bendición.
El Papa, además de expresar su “profunda tristeza”, encomendó “las almas de los fallecidos a la misericordia amorosa de Dios Todopoderoso”, en un gesto de solidaridad y fe ante la tragedia. La magnitud del evento, sin duda, generó una ola de apoyo internacional y un llamado a la reflexión sobre la seguridad durante las festividades públicas.
Más allá del impacto inmediato, este evento deja interrogantes sobre las medidas de seguridad y prevención que se deben implementar para evitar tragedias similares en el futuro. Los detalles específicos del incidente, incluyendo las circunstancias que llevaron al atropellamiento, aún están bajo investigación.