El lunes 6 de enero, según reportes del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, Pyongyang realizó un lanzamiento de misil. Este evento, el primero del año y el primero en dos meses, ocurrió a tan solo dos semanas de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. El misil, un misil balístico de mediano alcance, cayó en el mar del Este, a aproximadamente 1100 kilómetros de distancia.
Funcionarios de Seúl, Washington y Tokio, entre ellos Lee Jun-il (Corea del Sur), Seth Bailey (Estados Unidos) y Akihiro Okochi (Japón), coincidieron en la posibilidad de que se trate de un misil hipersónico, similar al Hwasong-16B lanzado el año pasado. Esta coincidencia en la valoración del armamento es significativa, dada la naturaleza compleja de la tecnología hipersónica.
La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a Seúl coincidió con el lanzamiento. Blinken, en una conferencia de prensa junto a su homólogo surcoreano, Cho Tae-yul, condenó el acto, considerándolo una violación a las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Tenemos una enorme confianza en la resiliencia de la democracia de Corea del Sur," afirmó Blinken, enfatizando la importancia de la cooperación entre Washington, Seúl y Tokio para contrarrestar las acciones de Pyongyang.
El lanzamiento no solo genera preocupación por la escalada militar en la región, sino que también se entrelaza con otros eventos geopolíticos. Blinken alertó sobre el creciente acercamiento entre Corea del Norte y Rusia, incluyendo el presunto envío de 10.000 soldados norcoreanos y armamento convencional a Ucrania en apoyo a Moscú. Este vínculo estratégico entre Pyongyang y Moscú suscita temores sobre una posible transferencia de tecnología armamentística avanzada a Corea del Norte, fortaleciendo aún más sus capacidades militares.
Mientras tanto, el gobierno provisional de Corea del Sur enfrenta su peor crisis política en años, tras la destitución del presidente Yoon Suk Yeol. A pesar de esta inestabilidad interna, Blinken aseguró que las relaciones bilaterales con Estados Unidos y la confianza en la democracia surcoreana permanecen intactas. El Ministro de Defensa de Japón, por su parte, señaló el acelerado desarrollo de las capacidades de ataque norcoreanas, pero aseguró que el misil cayó fuera de su zona económica exclusiva sin causar daños.
La situación política interna de Corea del Sur, marcada por la inestabilidad y las protestas callejeras, contrasta con la firmeza del mensaje transmitido por Estados Unidos. El regreso de Trump a la presidencia, con su historial de acercamiento a Kim Jong-Un y cuestionamientos al despliegue militar estadounidense en Corea del Sur, añade una capa adicional de complejidad a la crisis.