Eric Adams, quien enfrenta cinco cargos federales de corrupción – incluyendo acusaciones de aceptar sobornos y contribuciones ilegales de campaña de fuentes extranjeras, según la fiscalía estadounidense – decidió asistir a la investidura del presidente electo, Donald Trump, en lugar de participar en los eventos programados en la ciudad. Esta ausencia, junto con sus recientes reuniones con Trump en Mar-a-Lago y una entrevista con Tucker Carlson, ha desatado un intenso debate público.
La decisión de Adams de reunirse con Trump, quien "consideraría perdonar a Adams," según sus propias palabras, ha sido criticada por muchos. Basil Smikle Jr., exjefe del Partido Demócrata del estado de Nueva York, señaló que "el efecto acumulativo de la comodidad que parece tener con el mundo de Trump indicaría al votante que está buscando algo más privado y no tanto los intereses de Nueva York."
Se cuestiona si el alcalde está priorizando su situación legal personal por encima de sus responsabilidades como líder de la ciudad. Varios candidatos a la alcaldía en las primarias demócratas han pedido su renuncia. Ben Weinberg, director de políticas públicas de Residents Union, un grupo de buen gobierno, fue contundente: “Si una fracción de los detalles y hechos que se mencionan en la acusación son ciertos, sería una traición bastante sustancial a la confianza que los neoyorquinos han depositado en él”.
Además de la controversia generada por sus encuentros con Trump, la entrevista de Adams con Carlson añadió más leña al fuego. En ella, Adams minimizó los cargos en su contra, atribuyéndolos a sus críticas a las políticas de inmigración de la administración Biden. Una postura que contrasta con sus declaraciones previas, en donde calificó a Carlson de “perpetuar la propaganda racista y antiinmigrante”.
La popularidad de Adams entre los neoyorquinos es baja. Una encuesta de Político, anterior a estos eventos, lo ubicaba en sexto lugar en la preferencia de los demócratas para la alcaldía, con sólo un 6% de apoyo, muy por detrás de Andrew Cuomo, quien lidera con un 32%. El juicio de Adams está programado para abril. Mientras tanto, la pregunta sobre su enfoque principal – gobernar Nueva York o buscar un posible perdón presidencial – sigue en el aire.
El portavoz del alcalde, Fabien Levy, ha defendido las acciones de Adams, argumentando que buscaba dialogar sobre las prioridades de la ciudad con el presidente entrante. Sin embargo, la falta de transparencia en torno a estas reuniones y la omisión de funcionarios municipales en las mismas, ha alimentado las especulaciones y las críticas.