El punto de partida fue una carta de Catherine Arenson, directora del Instituto Balboa, que describía el testimonio de un estudiante del centro Visitacion Valley. Según el estudiante, un agente se le acercó en un autobús y le solicitó identificación, preguntando por su origen. Este relato, difundido rápidamente, mencionaba al ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas).
Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado. Un portavoz del ICE desmintió la información a KRON4, asegurando que ningún agente de la institución participó en el incidente. La SFMTA (Agencia de Transporte Municipal de San Francisco) también realizó una investigación revisando las grabaciones de seguridad de sus autobuses, sin encontrar evidencia alguna de la presencia de agentes del ICE.
A pesar de las declaraciones oficiales que desmentían el incidente, el pánico inicial ya estaba desatado. La falta de una respuesta coordinada y la rapidez con la que se propagó el rumor a través de plataformas como Nextdoor, donde se reportaron avistamientos similares (igualmente desmentidos), generaron un clima de ansiedad, particularmente dentro de la comunidad inmigrante.
La reacción tardía de las autoridades, incluyendo la oficina del alcalde Daniel Lurie, el Departamento de Policía de San Francisco y el propio ICE, tomó casi 24 horas en ofrecer una respuesta unificada y definitiva. “Cuando no hay claridad ni información oficial rápida, la gente empieza a especular descontroladamente,” señaló un exfuncionario local a The San Francisco Standard, destacando la importancia de una comunicación estratégica y eficiente en situaciones de crisis.
Este incidente refleja las complejidades de la situación migratoria en Estados Unidos y la sensibilidad que existe en torno a las políticas de inmigración. El contexto de las acciones del gobierno federal bajo la administración de Donald Trump, que incluyeron un endurecimiento de las políticas y la amenaza de redadas masivas, influyó considerablemente en la interpretación y la reacción del público al rumor inicial.
La situación expone la necesidad de una comunicación clara y efectiva por parte de las autoridades para evitar la propagación de información errónea y la consiguiente angustia en la comunidad. Las discrepancias en la información y la falta de una respuesta unificada, en este caso, amplificaron el miedo y la incertidumbre.