Según información obtenida por diferentes medios, como Telemundo 51 Miami y NBC6, el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) en Miami ha adoptado una estrategia denominada “los peores primero”. Esta política, explicada por el subdirector interino de Operaciones de Campo del ICE en Miami, Garrett Ripa, prioriza la deportación de individuos con antecedentes criminales graves.
Ripa aclaró en sus declaraciones que “cada individuo en los Estados Unidos que sea deportable o inadmisible… es potencialmente un individuo contra el que podríamos tomar una medida coercitiva”. Esto significa que, aunque los delitos graves tienen prioridad, cualquier persona indocumentada puede ser objeto de un proceso de deportación.
La implementación de esta política ha generado un clima de temor entre la comunidad inmigrante, particularmente entre aquellos que, sin antecedentes criminales, se encuentran en situación irregular. La rapidez con la que se están llevando a cabo las deportaciones es un punto de gran preocupación.
Un aspecto crucial es la colaboración entre el ICE y las autoridades locales. Ripa explicó que las fuerzas del orden locales pueden retener a individuos considerados “inadmisibles o removibles” hasta 48 horas antes de su traslado al ICE. Este procedimiento, aunque se presenta como una medida para mejorar la eficiencia, es criticado por organizaciones defensoras de los derechos humanos que lo consideran potencialmente proclive a detenciones arbitrarias.
El proceso de deportación, según Ripa, incluye una evaluación individual de cada caso. Sin embargo, aquellos con órdenes previas de deportación enfrentan un proceso más rápido. Aquellos que no, pasan por audiencias migratorias donde pueden apelar la decisión.
Si bien el ICE asegura que las operaciones se basan en las directrices federales y que cada caso es revisado individualmente, la falta de cifras oficiales sobre el número de deportaciones recientes deja un vacío de información que alimenta las inquietudes de la comunidad.
La intensificación de las operaciones de deportación en Miami refleja un esfuerzo mayor del gobierno para controlar la inmigración, dejando en evidencia el impacto de estas políticas en la vida de miles de personas en el sur de Florida.