El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, realizó una visita a Fort Bliss en El Paso, Texas, donde supervisó parte del despliegue de 1500 soldados ordenados por el Presidente Donald Trump. Durante una rueda de prensa, Hegseth declaró que el Pentágono destinará "cualquier recurso necesario" para la expulsión y detención de migrantes indocumentados.
La declaración más impactante provino de la propuesta de usar la base de Guantánamo para la detención de migrantes. Hegseth afirmó que, en su opinión, "es el sitio perfecto" para aquellos expulsados o con antecedentes penales. Específicamente mencionó el traslado de miembros del "Tren de Aragua" a la base, antes de su deportación.
Más de 150 militares, incluyendo infantes de marina y personal del Comando Sur de EE.UU., ya se encuentran en Guantánamo preparando la ampliación del centro de detención. Se espera que la capacidad aumente hasta 30,000 camas, según el plan del Presidente Trump, quien justificó la medida como necesaria para "detener a los peores inmigrantes ilegales criminales que representan una amenaza para el pueblo estadounidense".
El uso de recursos militares en la gestión de la inmigración ha desatado fuertes críticas a nivel nacional e internacional. La decisión de utilizar Guantánamo, en particular, reaviva debates sobre derechos humanos y la política migratoria de la administración Trump.
El despliegue de tropas y la posible utilización de Guantánamo como centro de detención de migrantes marcan un giro significativo en la política migratoria estadounidense, con consecuencias que aún se están desarrollando.