Calles vacías: Temor por posibles redadas de ICE paraliza a la comunidad inmigrante en Oregón
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¿La causa? Un temor creciente, profundamente arraigado, que ha generado un efecto dominó en la vida cotidiana. Se habla, en voz baja y con nerviosismo, de posibles redadas de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Aunque no hay confirmaciones oficiales de operativos en Oregón, la especulación se ha apoderado de la comunidad, compuesta en gran parte por trabajadores agrícolas, muchos de ellos inmigrantes indocumentados.
“Las calles están vacías,” confesó Luis Lamas, dueño de una cafetería local, describiendo la situación de inicios de semana. Su testimonio refleja la realidad de muchos. El miedo no es una abstracción; es una fuerza palpable que mantiene a la gente en sus hogares, evitando la vida pública.
Este miedo no solo afecta a los adultos. Tony Salm, maestro de escuela en Woodburn, relata un ambiente de nerviosismo entre sus alumnos. “Definitivamente, hay un clima de miedo,” asegura, pintando un retrato de la incertidumbre que afecta incluso a los más jóvenes.
Debbie Cabrales, directora del Centro de Servicios para Trabajadores Agrícolas de Woodburn, explica la situación: “Todos estamos en alerta y tratando de preparar a la gente para cualquier cosa que pueda suceder.” Su organización trabaja incansablemente para apoyar a la comunidad, brindando información y recursos en un contexto de alta ansiedad.
Mientras tanto, Frank Lonergan, alcalde de Woodburn, ha intentado tranquilizar a sus conciudadanos. En declaraciones a la prensa, aseguró que la policía local no colaborará con las autoridades federales en la detención de inmigrantes indocumentados. “Nuestra policía no tomará ninguna acción federal. Ellos siguen las leyes estatales,” afirmó.
El debate político en Oregón se ha intensificado. Legisladores republicanos, como Dwayne Yunker, representante de Grants Pass, han expresado su apoyo a las políticas migratorias del gobierno federal, argumentando que ayudan a reducir la criminalidad. Sin embargo, se ha presentado un proyecto de ley para modificar las leyes de santuario del estado, lo que podría cambiar drásticamente la situación actual.
A pesar de las declaraciones oficiales, la incertidumbre persiste en Woodburn. La comunidad, acostumbrada a una rutina diaria, vive ahora bajo una sombra de miedo, esperando un futuro incierto.