Luisiana abandona la vacunación masiva: Polémica decisión genera alerta
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El epicentro de esta noticia se encuentra en la figura del cirujano general de Luisiana, Ralph Abraham, quien, mediante una carta publicada en el sitio web del Departamento de Salud, anunció que el estado dejará de promover la vacunación masiva. Esta decisión, tomada bajo el argumento de que la vacunación debe ser una elección individual y no un mandato gubernamental, ha generado un fuerte revuelo.
Abraham, un republicano, declaró: “El gobierno debe reconocer las limitaciones de su papel en la vida de las personas y retirar sus tentáculos de la práctica de la medicina”. Esta postura, contraria a la evidencia científica que respalda la importancia de la vacunación para la salud pública, ha sido recibida con escepticismo por muchos.
Su decisión coincide con la asunción de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud. Kennedy, conocido por sus controvertidas opiniones antivacunas, ha generado inquietud entre los expertos en salud pública. La conexión entre ambas noticias intensifica las preocupaciones sobre la dirección que tomará la política sanitaria del estado.
El comunicado del Departamento de Salud señala que, si bien se dejará de promover la vacunación masiva, el estado continuará almacenando y distribuyendo vacunas. Sin embargo, la eliminación de las campañas de concienciación y las ferias de salud provoca gran incertidumbre.
Jennifer Herricks, fundadora del grupo Louisiana Families for Vaccines, expresó su preocupación ante la posibilidad de un aumento en enfermedades prevenibles. Su temor es compartido por muchos, especialmente considerando el reciente aumento de casos de influenza en el estado.
En contraste con la postura estatal, la ciudad de Nueva Orleans, adoptó una resolución para continuar apoyando los esfuerzos de vacunación. Jennifer Avegno, directora del Departamento de Salud de la ciudad, enfatizó la importancia de la vacunación masiva, recordando que: “las vacunaciones masivas y la inmunidad comunitaria han salvado millones y millones de vidas”. Su preocupación se centra en la disminución esperada de las tasas de vacunación debido a la nueva política estatal y la desinformación que la acompaña.
La decisión de Luisiana plantea interrogantes sobre el futuro de la salud pública en el estado y las posibles consecuencias de la reducción de la promoción de la vacunación, especialmente en un contexto donde enfermedades prevenibles podrían resurgir.