Papa Francisco: Leve mejoría tras neumonía, pero su salud sigue delicada
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Se trata de una figura con una agenda apretada y una gran responsabilidad sobre sus hombros, alguien que incluso en medio de la adversidad, mantiene su incansable espíritu de trabajo.
Hablamos de Su Santidad, el Papa Francisco, quien se encuentra internado en el hospital Gemelli desde el 14 de febrero. La razón de su ingreso, inicialmente una bronquitis, se agravó hasta diagnosticarle una neumonía en ambos pulmones, junto con una infección polimicrobiana en el tracto respiratorio. A sus 88 años, la situación es delicada, sobre todo considerando sus preexistentes problemas de salud.
El parte médico oficial, difundido por el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, confirma que el pontífice ha pasado una "noche tranquila" y, sorprendentemente, se ha levantado e incluso ha intentado trabajar. Esta noticia alivia ligeramente las preocupaciones generadas por la gravedad de su condición. Se sabe que ha desayunado fuera de la cama, una señal positiva de su evolución.
La visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el miércoles, proporciona una pincelada humana a la situación. Según Meloni, el Papa se mostró con buen ánimo, incluso "bromeando como siempre". Un detalle que, aunque anecdótico, transmite una imagen de resiliencia y fortaleza espiritual.
Su condición física, sin embargo, plantea interrogantes. El Papa, que ya utiliza silla de ruedas debido a problemas en las rodillas y ha sufrido la extirpación de parte de un pulmón en su juventud, no goza de una salud óptima. Los médicos señalan que su avanzada edad y su fragilidad lo hacen particularmente vulnerable a complicaciones, especialmente por la dificultad para expulsar el líquido de sus pulmones. Aún así, fuentes vaticanas afirman que continúa informado y trabajando desde el hospital, revisando documentos, escribiendo y comunicándose con sus colaboradores.
Esta hospitalización, la cuarta en menos de cuatro años, ha revivido el debate sobre su salud, coincidiendo además con el inicio del año jubilar de la Iglesia Católica. Un año con una intensa agenda de eventos que, por el momento, se mantienen en suspenso.
Antes de su ingreso, el Papa ya mostraba señales de debilitamiento en sus apariciones públicas: rostro hinchado, voz entrecortada y delegaciones de sus discursos. Detalles que, en retrospectiva, nos permiten contextualizar la gravedad de su actual situación. Sin embargo, la información preliminar de mejoría, invita a la cautela y a seguir observando su evolución en los próximos días.