Eric Adams resalta el impacto económico de los inmigrantes y defiende la 'ciudad santuario'

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, junto con sus homólogos de Boston, Chicago y Denver, se enfrentaron a una comisión del Congreso liderada por el partido Republicano. El tema central: las políticas de sus ciudades, consideradas “ciudades santuario”, en el manejo de la crisis migratoria. La controversia no era nueva; la decisión del Departamento de Justicia de la administración Trump de archivar cargos de corrupción contra Adams generó una ola de críticas y especulaciones, incluyendo la posibilidad, finalmente descartada, de su destitución por parte de la gobernadora Kathy Hochul. “Se cuestionó su independencia,” recuerdan algunos analistas.
Antes de su comparecencia, Adams publicó un artículo de opinión en el New York Post, donde intentó defender su postura. Su argumento: conciliar el apoyo a los inmigrantes con la necesidad de combatir la delincuencia, una tarea nada fácil, especialmente considerando su acercamiento a la administración Trump en los últimos meses. Este delicado equilibrio se reflejó en sus declaraciones. “Mañana, testificaré ante el Congreso de los Estados Unidos sobre cómo, bajo el liderazgo de nuestra administración, la ciudad de Nueva York puede continuar reduciendo la delincuencia, incluso siendo una 'ciudad santuario', y cómo los alcaldes de las grandes ciudades pueden restaurar el sentido común a la gobernanza,” escribió Adams.
Adams enfatizó la contribución económica de los inmigrantes: "debemos reconocer que los inmigrantes respetuosos de la ley en Nueva York han desempeñado un papel importante en nuestra sociedad. Los inmigrantes neoyorquinos, incluidos los indocumentados, pagan miles de millones de dólares en impuestos y contribuyen con miles de millones más en poder adquisitivo a nuestra economía.” Añadió que "podemos ser un santuario para los inmigrantes y a la vez luchar contra la delincuencia… ser una 'ciudad santuario' tampoco le da a la ciudad de Nueva York la autoridad para violar las leyes federales de inmigración. Por el contrario, la ciudad de Nueva York siempre cumplirá con las leyes municipales, estatales y federales, como lo hace ahora."
Los otros alcaldes también defendieron sus políticas. Mike Johnson, de Denver, resaltó en una entrevista la idea de que una ciudad acogedora no está reñida con la seguridad pública. Michelle Wu, de Boston, por su parte, hizo hincapié en las bajas tasas de criminalidad de su ciudad. La comparecencia se convirtió en un escenario donde se enfrentaron diferentes visiones sobre inmigración y seguridad, dejando un panorama complejo y muchas preguntas sin respuesta.
El debate sobre el estatus de las ciudades santuario y su impacto en la seguridad pública sigue vigente, con implicaciones que trascienden las fronteras de Nueva York y se extienden a todo Estados Unidos. El enfrentamiento entre los alcaldes y la comisión congresal dejó al descubierto las profundas divisiones que existen en torno a esta compleja problemática.