Redada errónea del ICE: familia estadounidense despojada de sus pertenencias

Un jueves, antes del amanecer, cerca de 20 agentes fuertemente armados irrumpieron en su hogar. No eran ladrones, sino agentes del ICE, del FBI y, según Marisa, también del US Marshals. La confusión reinaba en el aire; los nombres en la orden de registro no coincidían con los de los residentes actuales. Marisa, ciudadana estadounidense, y sus hijas, también ciudadanas, fueron sacadas de la cama, sin tiempo para vestirse.
“Yo solo seguía preguntándoles, '¿quiénes son? ¿Qué hacen aquí? ¿Qué está pasando?'”, recuerda Marisa, en declaraciones a la cadena News 4. “Y me dijeron: 'tenemos una orden para la casa, una orden de registro'”. La escena se tornó caótica. Teléfonos celulares, computadoras portátiles y sus ahorros en efectivo fueron confiscados durante el operativo.
La explicación se resumía en un error: se habían mudado a la casa hacía apenas dos semanas. La correspondencia de los antiguos inquilinos, con los nombres erróneamente señalados en la orden, aún llegaba a la dirección. Marisa reiteró su ciudadanía una y otra vez: “’Somos ciudadanas. Somos ciudadanas’, les repetí varias veces”, pero sus palabras parecieron caer en oídos sordos.
Un portavoz del US Marshals negó la participación directa de sus agentes, aunque admitió haber estado “al tanto de la operación antes de que ocurriera”. El FBI remitió las preguntas al Departamento de Seguridad Nacional, quien anunció una investigación. El paradero de las pertenencias de la familia permanece desconocido.
Este incidente, lamentablemente, no es aislado. Actualmente, la Corte Suprema analiza un caso similar en Atlanta, donde una familia busca justicia tras una redada errónea del FBI en 2017. El líder de la operación en ese entonces admitió que un error en la ubicación de su GPS personal fue el responsable. Mientras tanto, Marisa y sus hijas se enfrentan a las secuelas emocionales de una experiencia que, sin duda, marcará sus vidas para siempre.
El silencio sobre el destino de los bienes confiscados y la incertidumbre respecto a la conclusión de la investigación se ciernen como una sombra sobre la familia. La búsqueda de respuestas y la reconstrucción de la normalidad se vislumbran como un proceso largo y complejo.