Alcalde Eric Adams enfrenta críticas por aumento de delitos menores en Nueva York

El alcalde Eric Adams, desde su llegada al poder en enero de 2022, ha hecho de la seguridad su bandera. Su gestión, sin embargo, se encuentra en un punto de inflexión. Si bien el NYPD reporta una disminución del 22% en homicidios y más del 40% en tiroteos desde su asunción —logros que el alcalde resalta constantemente, como en su comunicado de prensa de marzo donde asegura haber retirado más de 20,700 armas ilegales—, la situación es más matizada.
La otra cara de la moneda muestra un aumento significativo en otros delitos. Según datos del NYPD analizados por Politico, las agresiones se incrementaron un 29%, los robos de autos un 36% y los atracos un 20% entre 2021 y finales de 2024. "La gente siente los delitos pequeños", comenta Paul Reeping, director de investigación de Vital City, destacando el impacto acumulativo de estas infracciones menores en la percepción general de inseguridad.
El aumento general de infracciones, llegando a un 28% más (de 454,404 a 580,338 anuales), plantea un serio desafío político para Adams. Esta realidad contrasta con su discurso de una ciudad "más segura", generando una brecha entre la narrativa oficial y la experiencia cotidiana de muchos neoyorquinos.
La situación se complica aún más por la inestabilidad dentro del departamento de policía, con constantes cambios en la figura del comisionado. A esto se suma la controversia generada por el incremento de arrestos, principalmente por infracciones menores, lo que ha generado tensiones en comunidades vulnerables, especialmente en barrios con población afroamericana y latina, según denuncian activistas y defensores de derechos civiles. La portavoz del alcalde, Kayla Mamelak Altus, responde que "el alcalde Adams ha usado todas las herramientas disponibles para mantener seguros a los neoyorquinos, y los resultados hablan por sí solos."
En resumen, la gestión de la seguridad en Nueva York bajo el mandato de Adams presenta un panorama complejo, con avances en la disminución de homicidios y tiroteos, pero con un incremento considerable en otros tipos de delitos que impactan directamente en la percepción de seguridad de la población.