Reducen sentencia de los hermanos Menendez

El caso Menéndez, aquel que a principios de los 90's paralizó a Hollywood y cautivó la atención de millones, volvió a ser noticia. Erik y Lyle Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989, han visto un cambio significativo en su futuro tras 35 años de prisión.
Después de meses de intensas negociaciones y un juicio que duró solo un día, a diferencia de lo programado, el Juez Michael Jesic de la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, tomó una decisión que ha generado un gran debate: redujo sus sentencias de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional a 50 años con posibilidad de libertad condicional. Esta decisión los hace inmediatamente elegibles para solicitar su liberación.
La decisión del juez llega tras un largo proceso. La fiscalía, encabezada por el Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles, Nathan Hochman, se opuso a la reducción de la sentencia, argumentando la falta de una aceptación plena de culpa por parte de los hermanos. Sin embargo, “no llamaron a ningún testigo, declarando que habían presentado toda su evidencia”, según fuentes cercanas al caso.
Por su parte, la defensa, liderada por el reconocido abogado Mark Geragos, presentó testimonios de familiares y personas que han convivido con los hermanos durante su encarcelamiento. Estos testimonios se enfocaron en su rehabilitación y en el cambio en su comportamiento durante estos años. Entre los testimonios destaca el de Anamaría Baralt, prima de los hermanos, quien declaró: “Todos, de ambos lados de la familia, creemos que 35 años son suficientes. Ellos están universalmente perdonados por nuestra familia.”
Se presentaron también testimonios cruciales como el de Diane Hernandez, prima que vivió con la familia Menéndez y narró el abuso al que fueron sometidos los hermanos, y el testimonio de un funcionario penitenciario, quien, según el juez Jesic, “apoyó la reducción de sentencia, algo que nunca había hecho en sus 25 años de carrera”. A esto se sumaron las declaraciones de un exjuez, Jonathan Colby, y un exrecluso, Anerae Brown, quienes destacaron la rehabilitación de los hermanos y su contribución positiva dentro de la prisión.
Los propios hermanos, a través de una videoconferencia, se dirigieron a la corte, expresando su arrepentimiento y solicitando una segunda oportunidad. “El 20 de agosto de 1989, maté a mi mamá y a mi papá. No doy excusas ni justificaciones”, declaró Lyle Menéndez, visiblemente afectado. Erik, por su parte, ofreció una disculpa a su familia y habló de la responsabilidad de sus actos.
Ahora, los hermanos Menéndez se enfrentan a una audiencia ante la junta de libertad condicional el 13 de junio, como parte de un informe de evaluación de riesgos ordenado por el gobernador de California, Gavin Newsom, para respaldar su decisión sobre un posible indulto. El camino hacia la libertad sigue abierto, pero el futuro aún es incierto.