Mujer detenida por ICE tras 25 años de condena cumplida en Estados Unidos

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La vida de muchos residentes permanentes en Estados Unidos puede dar un giro inesperado; a veces, lo que parece seguro y estable puede tambalearse por circunstancias imprevistas, desatando una ola de incertidumbre y angustia

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Nicol Matuz Scott el 02/06/2025 10:13 AM.
En Internacional y editada el 02/06/2025 10:18 AM.

El caso de Lewelyn Dixon, una mujer de 64 años y residente permanente legal en Estados Unidos por 50 años, ilustra a la perfección esta realidad. Técnica de laboratorio en la Universidad de Washington, Dixon fue arrestada en el Aeropuerto de Seattle-Tacoma y trasladada al Centro de Procesamiento de ICE del Noroeste en Tacoma, según reportes de Oregon Public Broadcasting.

Su detención, ocurrida a finales de febrero tras un viaje a Filipinas, se extendió por tres meses. “Fue horrible; fue terrible, está atestado,” comentó a sus seres queridos, amigos y simpatizantes que la esperaban a la salida del centro de detención, luego de que un juez determinara que no era elegible para deportación, según informó NBC News.

Pero ¿qué llevó a esta detención? El punto clave parece ser una condena por malversación de fondos de hace 25 años. En el año 2000, Dixon se declaró culpable de robar 6,460 dólares del Washington Mutual Bank, donde trabajaba como cajera de bóveda y supervisora de operaciones. Cumplió con la sentencia, que incluía 30 días en una casa de medio camino y la restitución del dinero.

Según su abogado, Benjamin Osorio, este antecedente, aparentemente superado, fue lo que llamó la atención de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). Su sobrina, Lani Madriaga, describió la situación como traumática para toda la familia, especialmente considerando que Dixon nunca les había contado sobre la condena. “No la vemos diferente después de enterarnos de su condena,” afirmó Madriaga a NBC News. “Ella lo superó y realmente trabajó duro y se enfocó en el cuidado de la salud, donde se trata de ayudar a la comunidad.”

A pesar de tener derecho a la ciudadanía estadounidense, Dixon nunca la solicitó. Había prometido a su padre mantener su nacionalidad filipina para conservar propiedades en el país.

Ahora, tras su liberación, sus prioridades son claras: obtener la ciudadanía y regresar a su trabajo. Su caso pone de manifiesto la complejidad del sistema migratorio y cómo un pasado lejano puede tener consecuencias inesperadas en el presente.