Muerte de migrante auto-deportado revela crisis de salud mental

Pedro, de 28 años, había crecido en Estados Unidos desde los siete, cuando llegó con su madre y hermana. Aunque construyeron una vida en Carolina del Norte y luego en Texas, el temor a las redadas y su estatus migratorio lo llevaron a una profunda depresión. "La depresión no lo soltaba. A veces desaparecía por semanas, sin comer, sin salir de su cuarto", relató su hermana Reyna a Noticias Telemundo.
El regreso de Donald Trump a la presidencia fue el detonante. Las políticas migratorias más duras y los operativos de ICE lo sumieron en una crisis. "Tenía miedo de que lo arrestaran y lo deportaran de todos modos. Prefirió irse por su cuenta", explicó Reyna. Sin acceso a atención médica por su situación legal, Pedro no recibió tratamiento para su salud mental.
Al llegar a México, parecía tener un nuevo comienzo. Su amigo de la infancia, Mauricio López, activista migrante, lo ayudó a rentar un departamento. "Se veía feliz, pero la separación de su familia lo golpeó fuerte", admitió López. Cuatro días después, lo encontró sin vida.
Según la Fiscalía de la CDMX:
El programa México te abraza, lanzado por el gobierno, ofrece ayuda económica y laboral, pero omite la salud mental. La SRE no respondió si incluirán este rubro tras el caso de Pedro.
Mientras su familia espera justicia, su historia evidencia las cicatrices invisibles de la migración forzada.